domingo, 17 de junio de 2018

Cuentoterapia


Una sección con cuentos para pensar.  Desde el convencimiento del poder sanador de las palabras expresadas a través de relatos, leemos cuentos que nos provoquen sentimientos y reacciones emocionales. Propongo actividades para realizar tras lalectura.Aqui va una muestra para hoy: 





EL HUNDIMIENTO
(JAVIER AZNAR Vamos a bailar 2017)

Pido el café para llevar. Pago, deseo felices fiestas al dependiente, me doy una palmadita imaginaria en la espalda por mi comportamiento cívico y salgo por la puerta. Y, como en un cliché de una comedia romántica mala, me topo de bruces con Ella mientras las campanitas de la puerta aún repican a mi espalda. Me saluda con una mueca de sorpresa propia de ver a un fantasma y yo sonrío tímidamente con mi cara de “Buenas tardes, señorita. No nos conocemos de nada. No nos hemos vistos antes nunca. Seguiré mi camino con mi bigote, mis gafas y mi sombrero postizos. Tenga usted una buena tarde. Feliz año nuevo. Y hasta nunca.” Me hago el sueco y sigo andando. Y ando, Y ando. Sin mirar atrás.
Pero la conozco. Claro que la conozco. Y tengo motivos de sobra para huir. Ella fue la causa de mi hundimiento.
Hace muchos años.
Tengo dieciséis años, pájaros en la cabeza y unas New Balance recién estrenadas. Unas New Balance, sí. Para que luego digan que la moda no es cíclica.
Cae la tarde en Santander y huele a tormenta. Hay bandadas de estorninos revoloteando histéricos  perdidos. Cómo odio a esos pájaros. Pero a mí me da igual porque vengo de comprarme unas New Balance y estoy exultante y ufano, con esa inexplicable seguridad que le dan a un adolescente unas zapatillas nuevas. Estoy como un niños con zapatos nuevos en el sentido más estricto y puro de la expresión. Me estoy dirigiendo a clase de inglés. Llevo en el Discman un disco de The Replacements. “Te vas a quedar sordo, te van a estallar un día los tímpanos”, me repite siempre Tere, mi profesora de inglés.
La semana anterior había conocido en una fiesta juvenil a una chica. A la chica. A los cinco minutos de estar hablando con ella, pensé que tal vez podía estar ante la mujer de mi vida. Spoiler: no, no lo era.
Ya he dicho que tengo dieciséis años, pájaros en la cabeza y unas New Balance recién estrenadas.
Voy andando por una zona en obras -justo detrás de mi calle- pensando en mis cosas -”¿la volveré a ver?”, “¿debería llamarla?”, “¿le intereso?” - al ritmo de The Replacements.
Y entonces, ¡oh, bendita casualidad!, la veo. Está al otro lado de la calle. Tiene que ser una señal divina.
There she was just walkin´down the street
Singin´, “Do you wah diddy, diddy, dum diddy do”.
Saludo levantando la mano. Y me dispongo a cruzar la calle como si estuviéramos en 1954, ella fuera mi novia viéndome en la grada y yo acabara de hacer un home run con los Tigers de Detroit. Sonrisa de ganador. Pose estudiada.. Andares de galán. Pecho palomo. Elegancia carygrantiniana. Con el tumbao que tienen los guapos al caminar.
Me voy acercando. Un coche pasa silbando como un miura que con los pitones me rozara el muslo torero. Me da igual. Soy invencible. Ya puede pasarme un tanque por encima.Tengo unas New Balance nuevas y al otro lado de la calle está la chica que me gusta. A mí el poelotón.
Soy el amo del mundo. Soy Julio César cruzando el Rubicón. Soy Neil Amstrong dando un pequeño paso para el hombre y uno grande para la humanidad.
Y la patata galopándome entre las costillas. Patapam. Patapam. Patapam. Estoy a apenas cinco pasos. Qué zancada tengo. Qué estilo. Estoy imparable. Y entonces me hundo.


Me hundo.
Me hundo en el sentido más literal de la expresión.
Porque acabo de caer hasta la cintura en una zanja con cemento fresco. Y me hundo.
Soy el Titanic. Soy España en el Mundial de Brasil. Soy Lehman Brothers en 2008. Soy las tropas napoleónicas en San Petersburgo.
Desconozco si alguno de ustedes, mis queridos lectores, ha tenido la oportunidad de nadar en cemento, pero déjenme decirles que no es el medio más propicio para esta práctica deportiva. Es como sumergirse en una especie de tanque con una miel granulada y gris mezclada con arenas movedizas.
Pero volvamos a la escena.
Cuando yo estoy metido hasta la cintura, veo todo a cámara lenta. Veo la cara de horror de Ella. Veo a los obreros con unos chalecos reflectantes gritándome. Veo a un niño con la boca abierta, un balón en una mano y un bocadillo en la otra. Veo a una señora mayor riéndose. (Espero que esté en la caja de pino ya, señora.)
-Pero ¿no has visto la señal, chaval?” -me pregunta uno de los operarios que viene a
mi rescate.
            -¿Qué señal ni qué señal? -respondo con mi voz digna.
            Me giro y veo un cartel gigantesco con un NO PASAR enorme, un dibujo de un hombre tachado y un Do not cross debajo, erigido en plena calle como un tótem.
            -Ah, ese cartel.
            Veo que a Ella se le empieza a salir la risa por la boca. Yo no estoy enfadado. Sigo adoptando una pose de naturalidad.. “Oh, sí, un chapuzón en cemento fresco es lo mejor para favorecer la circulación”. Dos obreros me ayudan a salir sacándome como a un becerro que se ha caído en el pozo. Ya no me queda nada de dignidad. Creo que tendré que mudarme a una ciudad nueva y empezar de cero con un nuevo nombre.
            Cuando estoy fuera, ella se ríe tan fuerte que me siento tentado de volver a sumergirme en el cemento. Fuera caretas. Hablo un poco con ella fingiendo naturalidad. Pero al poco tiempo noto que se empiezan a solidificar mis pantalones. El cemento se está secando. ¿Y si se petrifican mis piernas aquí mismo?
            Echo a correr en dirección a mi casa. Siento las piernas cada vez más rígidas y voy salpicando de cemento a mi paso. Al llegar, mi madre me mira entre indulgente, agobiada y preocupada mientras me arranco los pantalones. Una madre nunca debería pasar por el trance de ayudar a su hijo a quitarse unos pantalones de cemento. No se lo merece.
            Por supuesto, la chica pasó de mí tras el incidente del cemento. Yo ya me daba por satisfecho con el hecho de que no estuviera en mi colegio. Con un poco de suerte, solo tendría que estar esquivándola un par de años más y todos los veranos del resto de mi vida.
            La zapatilla derecha recubierta de cemento de mis New Balance estuvo expuesta una temporada en la cocina de casa como sifuera una obra de un escultor posmoderno o la Bota de Oro de un futbolista.
            Siempre queremos ser distintos de lo que somos. Otras cosa. Cambiar. Mejorar. Crecer. En las entrevistas de trabajo o en los perfiles de redes sociales nos vendemos como algo que nunca fuimos. Una proyección de nuestras aspiraciones.
            En ciertas ocasiones, como cuando me ahogo en un vaso de agua por cualquier nimiedad, pienso lo mucho que me gustaría volver a rescatar el disfraz de aquel pimpollo de dieciséis años con unas New Balance al que ni el cemento le hundía.


  PROPUESTA DE ACTIVIDADES PARA EL CUENTO: El hundimiento


1.       ¿En qué época concreta del año se encuentra el protagonista cuando se “topa de bruces con ELLA”?  Señala alguna frase literal del texto que lo muestre.
2.       ¿Qué  le sucedió al protagonista cuando tenía dieciséis  años? ¿qué hizo Ella? ¿Y él? ¿Qué hubieras hecho tú en esa situación?
3.       ¿Cómo se describe, que objeto destaca de su vestimenta y por qué crees que lo resalta?  
4.       Señala algún párrafo del cuento que revele la personalidad del protagonista.
5.       ¿Te parece apropiado el título? ¿por qué se cae y se hunde en el cemento?
6.       ¿Qué siente el protagonista de sí mismo al  recordar su adolescencia?
7.       En el texto hay muchas palabras  que  tal vez desconozcas porque se refieren a una época en la que no habías nacido. Señala las que más te hayan llamado la atención.
8.       Haz una breve descripción del protagonista del cuento: cómo es físicamente y en cuanto a su manera de ser e intereses.
9.        Relata una anécdota personal o inventada (actual o de la infancia) en la que por nerviosismo o timidez, “metes la pata”: ¿Qué  te sucedió? ¿Por qué? Y cómo reaccionas o “sales” del problema.
10.   Reescribe el cuento e Inventa un título diferente




Todo pasa


Tú no eres nada de lo que pasa; eres “Eso” en lo que todo pasa.
Sabemos que todo es impermanente, porque hay “Algo” que es estable.
Todo pasa, porque hay “Algo” que no pasa.
Lo real no cambia; lo que cambia no es real.






Un estudiante fue hasta su profesor de meditación y le dijo:
̶
¡Mi meditación es horrible! Me distraigo completamente, mis piernas me duelen, o estoy constantemente quedándome dormido. ¡Es horrible!
̶
Ya pasará-, dijo irónicamente el profesor.
Una semana después, el estudiante volvió hasta su profesor:
̶
Mi meditación va de maravillas. Me siento tan consciente, tan apacible, tan vivo… ¡Es maravilloso!
̶
Ya pasará-, contestó irónicamente el profesor.

Es bueno recordar que todo pasa. Las emociones no son permanentes. Hay momentos de alegría y momentos de tristeza. El camino es aceptarlo como parte de nuestra naturaleza.


domingo, 25 de febrero de 2018

No es amor...Es maltrato. Prevención de la violencia machista

'Sunshine', la historia del novio  que no ama, maltrata.

Un corto de tres minutos para reconocer a los adolescentes maltratadores. Para debatir y trabajar en el cambio de actitudes que previenen la violencia machista.

En el instituto yo tenía un novio que… es una frase a la que le pueden seguir decenas de ejemplos. Yo tenía un novio que no me dejaba ponerme algunos vestidos porque eran muy cortos, o muy escotados, o ambas cosas; que se enfadaba cuando quedaba con aquellos amigos que a él no le caían bien; que acabó prohibiéndome estar con ellos; que me interrogaba cuando había salido sin que él estuviese; que decidía qué hacíamos, dónde íbamos y hasta a qué hora".



 Isabel Valdés, coordinadora del blog Mujeres,  y periodista de EL PAÍS empieza así este interesante artículo sobre el video:

 https://verne.elpais.com/verne/2018/02/18/articulo/1518954072_605559.html?id_externo_rsoc=FB_CM_Verne.



El vídeo está promovido por Day One, una asociación estadounidense que lucha contra la violencia machista entre jóvenes.

Es menos de tres minutos, Sunhine, obra del brasileño Guilherme Marcondes, muestra cómo una adolescente va descubriendo poco a poco que su novio es un maltratador. El machismo siempre había estado ahí, pero la protagonista lo confunde con el ideal del amor romántico al ritmo de la canción Walking on sunshine. Al principio todo parece muy bonito, pero enseguida aparecen los celos.

La violencia machista afecta especialmente a las jóvenes

La Macroencuesta de violencia contra la mujer que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad publicó en 2015 muestra que las jóvenes son un colectivo especialmente vulnerable. El 25% de las mujeres de 16 a 25 años consultadas aseguran haber padecido violencia machista en los últimos 12 meses. La media general es del 9,6%, 15 puntos menos.


El cortometraje  ayuda a los adolescentes a detectar posibles situaciones de maltrato.. La pareja de la historia va avanzando en una escalera de conductas machistas como la que os presentamos en el siguiente gráfico. Varios escalones se pueden ver en el cortometraje Sunshine.



Pensar: ¿a dónde nos conduce cada uno de estos peldaños y qué futuro tiene esta relación?...

viernes, 8 de diciembre de 2017

libros que conmueven y enseñan

Libros que conmueven y enseñan.


El final del juego

Un libro de Gemma  Lienas que conmueve y nos hace sonreír. Deja al final un sabor agridulce, raro...Al final de un fracaso de pareja todos los implicados salen heridos pero los hijos sufren un daño especialmente irreversible. Es un relato enternecedor y de una lógica aplastante para la capacidad de comprensión de un niño pequeño.

El final del juego  libro trata sobre el proceso de divorcio visto desde los ojos de Adrián, un niño de seis años atrapado en la batalla de la separación de sus padres. De una forma espontánea y agobiante en muchos momentos, la narración de este niño nos llevará a través de los odios y venganzas de los adultos, presos en el dolor y el rencor personal lo cual  prococa comportamientos irracionales y dañinos para el menor. 
La lectura atrapa desde la primera página. es un relato para disfrutar, a pesar de que la empatia emocional que sentimos hacia el niño protagonista y su amiga resulte tan dolorosa. Un dolor que el estilo  cómico de la narración, no  siempre consigue evitar.
Es un libro que merece la pena tener como referencia y fuente de consulta en situaciones de separación y/o divorcio de los padres cuando hay hijos de corta edad. Su lectura, puede proporcionar pautas para acompañar y orientar en este tipo de procesos y sobre todo, para comprender la forma en que los pequeños viven y asimilan la realidad adulta y sus reacciones ante ella.


http://www.lecturalia.com/libro/71210/el-final-del-juego





sábado, 2 de diciembre de 2017

Qué es tener éxito.




El éxito no es...


Los títulos que tienes
Las dimensiones de tu casa
Los coches  que tienes
Si eres jefe o el trabajador menos cualificado de la empresa

Si eres miembro destacado  de clubes sociales
Si sales en las páginas de los periódicos porque eres un deportista de élite
Que uses la mas avanzada  tecnología 
No se debe a  que la ropa que usas sea de marca cara
Que hables  varios idiomas
que  eres atractivo
Que eres guapo y  joven o viejo y feo.…

EL EXITO  DESDE UN PUNTO DE VISTA DEL BIENESTAR EMOCIONAL, SÍ  SE RELACIONA  CON:

Se debe a cuánta gente te sonríe, y a cuánta gente amas y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu. Se trata de si te recuerdan cuando te vas.

Se refiere a cuánta gente ayudas, a cuánta gente evitas dañar y si guardas o no rencor en tu corazón. 

Se trata de si en tus triunfos incluiste siempre tus sueños. De si no fincaste tu éxito en la desdicha ajena y de si tus logros no hieren a tus semejantes.

Es acerca de tu inclusión con los otros, no de tu control sobre los demás; de tu apertura hacia todos los demás, y no de la simulación para con ellos.



Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoísta o generoso, si amaste la naturaleza y a los niños y te ocupaste de los ancianos.

Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu escuchar y tu valor sobre la conducta ajena. No es acerca de cuántos te siguen, sino de cuántos realmente ta aman.


No es acerca de transmitir todo, sino de cuántos te creen, de si eres feliz o finges estarlo.

Se trata del equilibrio, de la justicia, del bien ser que conduce al bien tener y al bien estar.

Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser más, no de tener más.

AUTOR ANÓNIMO

Extraido del libro:

Toma un café contigo mismo“, Walter Dresel (Ed. Zenith)


lunes, 27 de noviembre de 2017

Los altibajos emocionales


Conocer mejor los episodios de tristeza para comprender lo que nuestros hijos  adolescentes viven



La tristeza y los cambios de estado de ánimo son frecuentes en los adolescentes. Todos los que tenemos hijos o trabajamos con adolescentes hemos sufrido los vaivenes emocionales, las subidas y bajadas de ánimo; la euforia,  el abatimiento y el llanto..Y.a pesar de que nos digan que  son manifestaciones normales durante la etapa -de incierta duración- adolescente, la verdad es que carecemos de herramientas para que se sientan un poco menos solos, y un poquito mas apoyados por nosotros los adultos a quienes ven con frecuencia como sus enemigos. Son muchos los cambios que se producen, pero me centraré en los:



  1. Cambios psicológicos. La adolescencia es un periodo en el que se producen muchos cambios hormonales en el organismo. Esos cambios hormonales son los que provocan la transformación física en el cuerpo de los adolescentes pero también sus alteraciones emocionales. Los adolescentes pasan de la alegría a la melancolía con asombrosa rapidez. En un minuto se comportan como los niños que eran hace nada y al segundo siguiente adoptan posturas mucho más cercanas a la madurez. Esa es una de las características más habituales de la adolescencia. Y en general no tiene ninguna importancia aunque es bueno vigilar si los periodos de tristeza fueran muy prologados o la melancolía excesiva que podrían indicarnos la existencia de problemas psicológicos.


Siguen necesitando nuestro afecto y nuestra atención



  1. Todos esos vaivenes emocionales provocan en muchos adolescentes un cambio en la forma de demostrar el afecto. Muchos de ellos rechazan los besos y los abrazos, a veces con cajas destempladas. Pero los padres deben saber que no es su amor lo que están rechazando sino la forma en la que este se ha demostrado hasta ahora. Es muy importante entender que los adolescentes siguen necesitando todo nuestro cariño como lo requerían de niños.
    1. Algunas pistas para acompañarles  sin que sientan que les "invadimos"


    • Guías firmes pero sin autoritarismo. Nuestros adolescentes necesitan en esta época de su vida, quizá más que nunca, que sus padres estén pendientes de ellos, que les impongan normas justas para que su vida se desarrolle plena y saludablemente. Pero también necesitan ir ganando cierta independencia y responsabilidad. Por eso los padres de los adolescentes deben alejarse de los extremos autoritarios aunque eso no quiera decir que dejen a sus hijos incumplir las normas impuestas.
    • Habla con ellos. La única manera que existe de que esto sea posible es mantener una comunicación fluida con nuestros adolescentes. Los padres de los adolescentes que hablan con ellos de todo lo que les ocurre, de sus problemas, de sus miedos, de su sexualidad o de sus preocupaciones consiguen que sus hijos sean más felices y se adapten mejor a los cambios que están viviendo.

    • Si quieres  más recursos:
    1. (https://www.aboutespanol.com/lo-que-debes-saber-sobre-la-adolescencia-23325)





martes, 31 de octubre de 2017

Cuentoterapia: Una herramienta para la autoayuda


Cuentos terapéuticos, cuentos que ayudan a comprender las emociones.


Siempre he creído en el maravilloso poder terapéutico de los cuentos... En este  apartado del blog seleccionaré cuentos que pueden ser útiles para contarlos a los adolescentes y conversar sobre lo que nos quieren transmitir.

Los cuentos son un instrumento de cambio para  el inconsciente.



Los cuentos son ricos en metáforas; es un lenguaje que se relaciona con el hemisferio cerebral derecho, que es el intuitivo, creativo, global, a diferencia del hemisferio izquierdo, que es lógico, racional y que es que utilizamos con más frecuencia.



  El hemisferio derecho, funciona por asociación de ideas, así sean absurdas o cómicas, con lo que se favorece el pensamiento lateral y la aparición de opciones que, parecen no existir para el pensamiento lógico.

  La metáfora, puede ser un recurso para que emerjan soluciones. El lenguaje simbólico de la misma, está dirigido a la mente inconsciente, a esa parte de la mente donde no solo encontramos material reprimido, sino que también hay gran cantidad de recursos y posibilidades (H. Erickson). 

De esta manera, cuando distraemos a la mente consciente con palabras e imágenes de los cuentos e historias, tal vez se está produciéndose una apertura que permite integrar ideas y soluciones alternativas.

¿Por qué los cuentos en la Orientación personal?

Los cuentos pueden ser  herramientas curativas, generan emociones, preguntas, cuestionamientos,  permiten acceder a comprensiones profundas y a recuperar la salud del alma, son como alimento para el alma, porque despiertan nuestra vida interior; se meten suavemente por las heridas del alma, susurrándonos nuevas posibilidades de plenitud para nuestra vida. 
  El cuento abre el campo de percepción del conflicto, consuela y nos brinda nuevas maneras de ver la situación, permite identificarse con el, aligerando la sensación de soledad (Ortín y Ballester).



Este cuento se utilizó como recurso para abordar una situación familiar de mucha violencia física. 


LOS POTROS SALVAJES
Por Diana Rico

Había una vez una familia de potros salvajes. Poseían pelajes preciosos y corrían por toda la comarca. Eran muy salvajes: pateaban, relinchaban y corrían desbocadamente. Así lo habían aprendido, pero en su interior sabían que había mejores formas para galopar.
Papá potro se burlaba e ignoraba a los demás; mamá yegua pateaba e insultaba; y los potrillos empezaban a aprender toda clase de suertes salvajes.
El que llevaba la mayor carga era el potrillo mayor, quien siempre estaba cargado de furia y trataba de reprender a sus hermanos potrillos. Era tarea ardua… no había descanso. El potrillo mayor dejaba de hacer las cosas de potrillos por estar pendiente de sus hermanos… era cansado y nunca estaba a gusto, nada le parecía bien y cada vez se tornaba más intolerante. Los potrillos menores se apoyaban y ayudaban entre sí; comenzaban a relinchar y a correr desbocadamente, pero estaban ávidos de aprender nuevas  formas de galopar.
Los potros salvajes vivían a la defensiva; siempre cuidando que el otro no les fuera a dar una patada y alertas de poder responder a los actos violentos de los demás. Era cansado vivir así, alertas para poder defenderse.



Querían pedir ayuda, pero no sabían cómo. La gran máquina de la cara cuadrada les sugirió ir a ver a la lechuza que vivía del otro lado de la comarca.
Era una lechuza sabia. Ya antes había ayudado a otros animales en sus problemas cotidianos. Ella los miró y los vio correr, una y otra vez. Posteriormente, dio un diagnóstico: era necesario aprender a trotar elegantemente. No era tarea fácil.
Hicieron muchos ejercicios para aprender a trotar: no había que subir la pata más allá de lo permitido; había que intentar entrar en ritmo; había que respirar y aprender a sentir las señales de su cuerpo; había que calmar la necesidad de correr desbocadamente (cada uno aprendería la forma personal de hacerlo); había que ensayar diferentes formas de trotar calmadamente… con clase y con ritmo.


Ensayaron una y otra vez… y de nuevo otra vez.
Ya a veces lograban trotar un poco elegantemente, pero de repente les salía lo salvaje y había que comenzar de nuevo. Había que ensayar mucho más.
Cuando la lechuza consideró que estaban capacitados para comenzar a trotar elegantemente, los hizo venir a su lugar una vez más y les regaló una pócima mágica que les ayudaría a poder pasar las demás pruebas que faltaban para poder lograr la tarea de trotar elegantemente, sin relinchar ni correr desbocadamente.
La pócima mágica contenía JUSTICIA, IGUALDAD, UNIDAD, RESPETO, FELICIDAD y, sobre todo, mucho AMOR.

Y para beberla había que aprender a no mirar la paja en el ojo ajeno, ser responsables de nuestros actos, ser tolerantes, aprender a controlarse; no descalificar, no golpear, no burlarse, aceptarse, ayudarse mutuamente, trabajar como equipo, llegar a acuerdos, respetarse, …


LOS POTROS SALVAJES ERAN INTELIGENTES. SABÍAN QUE HABÍA FORMAS PARA VIVIR MEJOR Y QUERÍAN  INTENTARLAS.
LOS POTROS SALVAJES POSEÍAN LO MÁS IMPORTANTE: EL AMOR.

NOTA: La forma en que fue leído el cuento fue la siguiente: La terapeuta les leyó la primera parte del cuento y antes de contarles lo que contenía la pócima mágica, hizo una pausa para preguntarle a la familia los ingredientes de la pócima mágica. Ellos proporcionaron sus ideas y posteriormente la terapeuta les contó el final del cuento.



Las ideas sobre los ingredientes de la pócima mágica que proporcionaron los miembros de la familia fueron las siguientes:
1 pizca de felicidad
2 Cucharada de amor (tolerancia, ayuda incondicional)
1 rama de unión
2 gotitas de comunicación
gotitas de orden
2 ojos de fuerza
2 Cucharadas de no descalificación, ni insultos
Esencia de unión
Bálsamo valioso
1 pizca de no violencia
1 lengua de aceptación
polvos mágicos
1 lengua de diálogo
1 diente de comprensión
gotitas de esencia de “valoración real” (dar valor justo a la situación; no ser explosivos)
Reconocimiento de hacerla, usarla y tomarla.


Para saber más:
http://terapianarrativacoyoacan.blogspot.com.es/2012/03/terapia-narrativa-y-cuentos.html







Cuento  "El Búho y la lechuza"


  Un día de primavera, sobre las ramas de los árboles del bosque, una lechuza se encontró con un búho que era muy famoso por su sabiduría.

- ¿Adónde vas?, le preguntó el búho.

- Me estoy mudando al Este – respondió la lechuza

- ¿Por qué? – preguntó el búho.

- A lo que la lechuza contentó: “a la gente de aquí, no le gusta mi graznido, y por ello, sólo tengo problemas con los demás, por eso quiero irme a otro lugar”.

- El búho sabio contestó: “si quieres cambiar tu voz, estará muy bien. Pero aunque vayas al Este, dará lo mismo, porque a la gente de allí, tampoco le gustará. Acuérdate querida que, por más que cambies y sustituyas en el exterior, tu graznido te perseguirá, ya que:
 


“LAS VERDADERAS CLAVES DEL CAMBIO ESTÁN EN TU INTERIOR.” 




Después de contar el cuento podemos conversar en torno a la toma de conciencia de que el cambio  que deseamos solo se puede producir desde nosotros mismos:


“Donde quiera que vayas, ahí estás”. 
  No podemos escapar de nada. Las cosas, las situaciones, a las que no queremos enfrentarnos, o que pretendemos huir de ellas, o disimular, o hacer como que no existen, nos persiguen, especialmente si tienen relación con antiguos patrones y temores.

  Vivimos en la ilusión que si las cosas no funcionan bien, es suficiente con cambiar el rumbo, la dirección, y entonces, todo cambiará.

  Por ejemplo, si no nos satisface el trabajo, pensamos que solo cambiando de empleo se solucionará la insatisfacción, si tenemos conflictos con nuestra pareja, creemos que cambiando de pareja, ya está resuelto el problema; si lo que no nos gusta es a ciudad, pensamos que cambiando de sitio ya está solucionado el inconveniente, y así con todas las cosas, buscamos las soluciones cambiando el afuera, porque creemos que el problema está fuera de nosotros, culpamos al lugar, a las personas, al trabajo, a la pareja, a las circunstancias, y creemos que cambiándolas podemos volver a empezar y tener éxito.

  Es cierto que a veces conviene cambiar un trabajo, un lugar, que a veces las relaciones terminan, etc. , pero el inconveniente reside en que no se tiene en cuenta que nos llevamos con nosotros nuestra mente y nuestro corazón, además de lo que algunos denominan nuestro “karma”. Por mucho que lo intentemos, que huyamos, que lo neguemos, no podemos escapar de nosotros mismos. Y al realizar cualquier cambio “afuera” tarde o temprano, emergerán los mismos problemas, porque tienen que ver con patrones aprendidos y grabados muchos de ellos en la niñez, tiene que ver con nuestros condicionamientos, nuestra manera de ver, de pensar, de interactuar con el mundo.

  Muchas veces, nuestra vida “no funciona” porque no nos hacemos responsables ante el hecho que las cosas son como son y a partir de esa aceptación, trabajar con las dificultades; por muy problemática que sea la situación, no entendemos que es posible poder ver con claridad, comprender y llegar a transformar lo que hay en el aquí y ahora. Pero generalmente resulta más fácil y menos amenazador para nuestro ego proyectar nuestra responsabilidad ante los problemas en las otras personas y en el entorno, porque generalmente, resulta más fácil ver los “defectos” en los demás, culpabilizar al otro y creer que la solución es que se produzca un cambio en el exterior, huyendo de las fuerzas que nos retienen y que impiden que crezcamos y encontremos la felicidad.

  A veces, no culpamos al otro, sino que nos culpamos a nosotros mismos, y es otra manera de huir de nuestra responsabilidad, escapar pensando que el problema que hemos creado o el daño que hemos hecho no tiene solución, no se puede reparar.

  Pero tanto si culpamos al otro, como si nos culpamos a nosotros mismos, creemos que somos incapaces de cambiar de verdad, de crecer, y que debemos quitarnos de en medio para que los demás no sufran.

  Esta manera victimista de ver la vida, la podemos observar por todas partes, sólo basta con ver las relaciones rotas, gente que va de un trabajo al otro, de una relación a otra buscando la esperanza de una persona “adecuada”, un trabajo “ideal”, un lugar “adecuado”, el libro o el curso que solucionará el problema, o bien personas que se encierran en sí mismas, sintiéndose indignas de ser amadas, sintiéndose desesperadas e incluso dejando de buscar la paz interior.

  La verdadera solución está en observar el funcionamiento de la mente, darse cuenta de la manera de funcionar mecánica y condicionada de la mente y aprender a tomar distancia, a desindentificarse de patrones mentales que ya no son útiles, todo un trabajo interno de autoconocimiento, la herramienta que nos puede ayudar es la atención plena (la meditación), que nos permite tomar esa distancia interna y observar aceptando “lo que hay” y a partir de ahí utilizar el problema como una oportunidad de crecimiento, de ser más íntegros, teniendo en cuenta la transitoriedad de todo en esta vida, que “todo pasa”; que en la vida hay opuestos, que el dolor forma parte de la vida tanto como el placer, y no conviene huir de uno y perseguir el otro….
  Se trata de trabajar donde quiera que estemos, con lo que tengamos en el aquí y ahora, esto es lo que hay….este lugar, esta situación, este conflicto, este trabajo, hacer todo lo que esté a nuestro alcance por transformarnos a nosotros mismos antes de decidir cortar por lo sano y pasar a otra cosa.

  Tengamos en cuenta que siempre habrá algo que puede no gustarnos, entonces podríamos plantearnos ¿porqué no soltar y aceptar que también que podríamos estar cómodos dondequiera que estemos? En ese momento entramos en contacto con la esencia de nuestro ser e invitamos a la atención plena a entrar y a “curarnos”.

                                                                           Inspirado en John Kabat Zinn




Mas cuentos sanadores...

Aqui encontrarás una recopilación de cuentos que invitan a reflexionar y tomar  conciencia sobre diversas cuestiones de la vida.Desde  tiempos remotos, las personas y comunidades  han utilizado cuentos  para transmitir sabiduría. Hay cuentos que, en algunos momentos de nuestra vida pueden llegar  a ser un pequeño instrumento para ayudar a abrir las puertas al conocimiento de nosotros mismos a través de la reflexión, a alcanzar nuestro potencial, a afrontar un problema y favorecer un cambio positivo en nuestra vida.



La Vaca



Hace muchos años, un estudiante norteamericano con muchos deseos de aprender decidió ir a un monasterio en el Tíbet en el que le iban a enseñar los secretos para vivir una vida próspera y feliz.
Un día, su maestro le dijo que iban a viajar. El aspirante muy ilusionado se preparó para ello. Estuvieron andando unos cuantos días y finalmente, tras una curva del camino en aquellas montañas, llegaron a un lugar triste y desolador dónde vivía una familia muy humilde en un pequeño caserío, en medio de un terreno baldío. Les pidieron alojamiento y comida y la humilde familia les acogió y compartieron con ellos lo que tenían. El estudiante les preguntó que cómo podían subsistir en aquellas circunstancias y el cabeza de familia le dijo:
-“Pues.. tenemos una vaca con la que vamos tirando”.
El aspirante le miró con interrogación y el hombre continúo
– ” La vaca nos da todo lo que necesitamos, nos da leche, nos da queso que luego cambiamos por otra comida, y ya está”.
Aquella noche, el estudiante le comentó al maestro las ganas que sentía de poder ayudar de alguna manera a aquella familia. Y le preguntó cómo podría hacerlo.

El maestro le preguntó si realmente estaba dispuesto a ayudarles.
-“Por supuesto”, dijo el estudiante
-“Entonces, ahora, cuando estén dormidos, tira la vaca por el barranco”
El aspirante asombrado contestó
-” Pero …¿cómo voy a hacer eso? ¿Qué lección es esa que dejará a esta familia en la ruina total? La vaca es lo único que tienen para subsistir! “.
El monje no dijo nada, dio la vuelta y se fue.
El estudiante estuvo mucho tiempo pensando qué debía hacer, y como respetaba mucho a su maestro, fue a buscar a la vaca y la espantó una y otra vez hasta conseguir que se cayera por el barranco.
Sintió tanta culpabilidad que se fue y ya no volvió al monasterio. Regreso a Estados Unidos y muchos días pensó en aquella pobre familia a la que había dejado sin su sustento. Así que siguió pensando y decidió ahorrar para algún día regresar al Tíbet y comprarles una vaca. Se sentía muy culpable.
Al cabo de dos años, después de trabajar duramente y reunir el dinero para comprar la vaca, el aspirante volvió a aquel lugar perdido en las montañas. Llegó al lugar y le costó reconocer la granja. Al girar en la curva del camino, donde estaba aquél edificio oscuro y lleno de desperfectos rodeado de tierras abandonadas, había ahora una hermosa mansión bien cuidada, con terrenos sembrados, rodeada de un cercado, con muchas personas trabajando en una plantación de algodón, también había un gran huerto, un lago y patos nadando en el.
Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores posesiones, se había adueñado de aquel lugar y había construido una mejor vivienda. Se acercó al hombre que estaba sentado en la entrada de la finca. Temiendo lo peor, se le hizo un nudo en la garganta, pero tomo impulso y preguntó
-” Perdone, yo buscaba información de los antiguos dueños de este terreno, una familia muy humilde ¿sabría usted que fue de ellos?
El hombre le miró y dijo,
-” Sí, sí, aquí siguen”.
– “No, no. Yo me refiero a unas campesinos que solo tenían una vaca para vender su leche y vivir de eso”.
– “Le digo que aquí siguen”.
El hombre le acompañó hasta la puerta de la granja, donde se encontró a aquel hombre que le había brindado su hospitalidad años atrás. Parecía incluso más joven. El hombre lo reconoció enseguida.
-“Hombre, qué alegría verle de nuevo por aquí”.
El estudiante lo miró y dijo
-“pero.. Hace dos años, en mi visita por aquí, fui testigo de la profunda pobreza en que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante estos años para que todo esto cambiara? ”
El señor le dijo
-” Pues mire, poco después de su visita, la vaca de la que vivíamos desapareció. Al principio nos preocupamos mucho, ¿de qué íbamos a vivir? y entonces tuvimos que pensar. La angustia y la desesperación ante el invierno que se acercaba nos llevó a buscar otra forma de ganarse la vida. Cambiamos con los vecinos parte de la leche y el queso que nos quedaba por harina, verduras y algunas semillas de algodón.
Vimos que nuestra tierra era muy buena para plantar algodón, así que limpiamos y aramos el terreno y comenzamos una pequeña plantación, que floreció enseguida. Con el algodón comenzamos a crear hilaturas y telas y empezamos a hacer intercambio por alimentos, y el resto lo vendíamos en los mercados. Con el dinero que ganamos compramos algo de ganado, y los vendíamos, con ese dinero pudimos ampliar la casa y también plantamos verduras y comenzamos esta huerta y.. ya ve! Nos ha ido muy bien. Vamos. ¡Que fue una suerte que desapareciera la vaca!”
El discípulo estaba estupefacto y no dejaba de admirar a su Maestro aunque ya estuviera muerto. Se dio cuenta y pudo entender, aprender y sobre todo perdonar.
Ya veis .. ¡a veces es necesario tirar la vaca por el barranco! El problema está en conseguir identificar la vaca…
La moraleja en el libro era diferente de la mía. La vaca para el autor, Camilo Cruz, es un símbolo de aquellas ideas, excusas, falsas creencias y justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de estar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por descubrir. El autor explica que La vaca simboliza todo aquello que te mantiene atado al lugar disfuncional o insano donde estás, a pesar de que no quisieras estar ahí.
¿Cuál es tu Vaca?. ¿No te animas a tirar tu vaca por una mejor forma de vida?

Dos de diciembre, tarde de cuentos...

Un cuento muy sugerente y relacionado con lo que nos sucede frecuentemente: sentirnos decepcionados, fustrados e irascibles porque nuestros deseos nos impiden ver la realidad y mucho menos aceptarla:


Los caramelos

Un niño, que se paraba siempre delante del escaparate de la pastelería, decidió un día entrar dentro para ver más de cerca los dulces , caramelos y chucherías que estaban a la venta. De todo lo que allí se vendía  lo que atrajo más su mirada fue un bote de cristal repleto de caramelos de brillantes colores. El dueño de la tienda, un aciano muy amable, vio al niño que no podía apartar la mirada de aquel frasco y le dijo:

“mete tu mano en ese recipiente y todos los caramelos que puedas coger serán para ti”

La cara del niño se iluminó con una amplia sonrisa y no tardó en introducir su manita dentro del frasco cogiendo un gran puñado de caramelos de todos los sabores: naranja, fresa, piña, limón, dulce de leche……Sin embargo, la alegría se convirtió en enfado en segundos. Y es que, tras atrapar una gran cantidad de caramelos en su mano, no lograba sacarla por el cuello del recipiente. El anciano intentó convencer al niño de que si no se conformaba con la mitad de los caramelos, no podría sacar ninguno, pero el niño lloró y lloró desconsolado sin conseguir sacar todos los que quería.

Al igual que en esta historia, muchas veces nuestro egoísmo nos acaba causando problemas que no existirían si nos mostrásemos menos ambiciosos e inconformistas. Si consiguiéramos ver la realidad  y adaptarnos a ella más que a nuestros deseos.




Cuentoterapia. COMPRENDER LAS EMOCIONES

Cuentoterapia

Una sección con cuentos para pensar.  Desde el convencimiento del poder sanador de las palabras expresadas a través de relatos, leemos c...